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En un país donde las armas de fuego son tan poco comunes y la aversión a su portación publica tan profunda que los enormes efectos del asesinato de Shinzo Abe, en pleno espacio público, y a través de una escopeta de fabricación casera manufacturada por un ex miembro de la Fuerza Marítima de Autodefensa de Japón convencido de la vinculación de Abe con la Iglesia de la Unificación surcoreana, ya pueden identificarse en la política japonesa.
Shinzo Abe, político de 67 años y por 5 décadas miembro activo del Partido Liberal Demócrata, partido que su controvertido abuelo Nobusuke Kishi contribuyó a fundar, fue primer ministro de Japón durante 2 periodos. Primero investido en 2006, Abe revitalizó rápidamente a la derecha ultranacionalista japonesa. El ex primer ministro fue polémico por sus posturas en temas delicados como el pasado militarista y expansionista de Japón, los crímenes cometidos durante la Segunda Guerra Sino-Japonesa y la Segunda Guerra Mundial, las restricciones militares del país y las disputas territoriales con Corea del Sur y China.
Simultáneamente, las medidas económicas de Abe frente al estancamiento económico japonés (traducidas estímulos fiscales, reformas estructurales y política de divisa relajada) le dieron cierto prestigio internacional en un modelo conocido como “Abenomics”. Las medidas lograron disminuir el desempleo, aumentar las exportaciones y recuperar cierto crecimiento económico sin alcanzar a retomar los ritmos del previo “Milagro Japonés”.
Tras su renuncia en septiembre de 2007, Abe permaneció como miembro influyente de la Dieta Nacional japonesa y fue una figura destacada hasta que su nuevo nombramiento como primer ministro en 2012 dio continuidad a sus políticas internas y externas. En ese segundo término se enfocó en expandir sus medidas económicas a factores como la baja tasa de fertilidad y el envejecimiento de la población japonesa llamada “Abenomics 2.0”.
Al mismo tiempo, nuevos gestos a la ultraderecha japonesa, enmarcada alrededor del Nippon Kaigi, al que estuvo asociado, despertaron protestas de la República Popular China y la República de Corea. Abbe destacó por sus esfuerzos para modificar las restricciones militares del artículo 9 de la constitución japonesa y articular alianzas frente a la primera, y la guerra comercial desatada en 2019 con la segunda, previo a su segunda renuncia en 2020.
A pesar de la pérdida de su posición como primer ministro, Shinzo Abe permaneció como una de las figuras más controvertidas y populares de Japón, especialmente entre los sectores ultranacionalistas y de extrema derecha, que tras la muerte en febrero del ex alcalde de Tokio y líder del extremista Partido de la Restauración de Japón, Shintaro Ishihara, había perdido referentes en la política nacional. Es en esas circunstancias que el inesperado atentado, surgido de un asistente desapercibido entre la multitud congregada esa mañana del 8 de julio cerca de la estación Yamato-Saidaiji en Nara, tomó a la sociedad japonesa por sorpresa.
Los dos disparos que causaron la muerte de Abe no solo suponen un raro episodio de violencia política en un país sumamente ajeno a ella, sino a las armas de fuego por sí mismo. La tasa de homicidios en Japón es de 0.02 por cada 100,000 habitantes (comparado con 7 en los Estados Unidos y 28 en México), mientras que las muertes por arma de fuego rara vez superan las 10 al año, en directo contraste con las 45,222 en los Estados Unidos en 2020.
Las restricciones a las armas de fuego proceden de una larga historia de regulación tras la Segunda Guerra Mundial. Las pistolas quedaron prohibidas en 1958 y solo se podía poseer armas de caza tras un estricto proceso de 13 pasos. Estas circunstancias hacen que la posesión de armas entre civiles sea extremadamente poco común (0.3 por cada 100 personas) y las escasas violaciones a la ley principalmente cometidas por organizaciones criminales como las Yakuza (12 de los 21 arrestos por armas de fuego en 2020).
La mayoría de las armas de fuego que ingresan por contrabando a Japón provienen de los Estados Unidos, seguidas de China y Filipinas. Esto las ha convertido en un bien sumamente caro que, tras la sentencia a muerte en 2021 de Satoru Nomura, jefe del Kudō-kai, ha llevado a grupos como el poderoso Yamaguchi-gumi (la organización criminal más poderosa del mundo, con un patrimonio aproximado de 8 mil millones de USD comparado con los 4.5 de la ‘Ndrangheta calabresa y cerca de 3 del Cártel de Sinaloa) a ordenar a sus miembros no usarlas en público para no poner en peligro a sus líderes. Lo anterior ha llevado al punto en el que se evita utilizar armas de fuego incluso en la comisión de asesinatos.
Pese al anuncio del gobierno del primer ministro, Fumio Kishida, de no posponer las elecciones de la cámara alta del 10 de junio para no permitir al asesinato alterar la democracia japonesa, los resultados ya han mostrado un fuerte efecto de aquel sobre los electores que han favorecido abrumadoramente al Partido Democrático Liberal (PDL) de Kishida y Abe, ganador de 63 de los 125 escaños.
Este resultado otorga al PDL una gran capacidad política de presionar por reformas largamente perseguidas por Abe. Dentro de estas, destaca la polémica modificación de las limitaciones militares del país en la constitución y la solidificación de mecanismos de cooperación en seguridad con Australia, India y Estados Unidos frente a la República Popular China que, en la práctica, anticipa una alianza militar de facto bajo el Diálogo de Seguridad Cuadrilateral, creación del propio Abe.
La política de una región Indo-Pacífico “libre y abierta”, propugnada por Shinzo Abe, ya había visto eco incluso en los meses previos al asesinato. El gobierno de Fumio Kishida reaccionó a la invasión rusa de Ucrania y a la escalada de tensiones en el Estrecho de Taiwán con una serie de visitas de Estado a Indonesia, Vietnam, Singapur y Tailandia y tensas declaraciones de advertencia en caso de una operación militar de la República Popular China sobre la República de China.
El apoyo recibido por el Partido Democrático Liberal también pone en cuestión qué modificaciones constitucionales se realizarán; entre ellas, impulsar la agenda del difunto Abe. Esta requiere que 2/3 de la Dieta encuentren el consenso entre quienes buscan la participación de las fuerzas armadas en conflictos externos, las renuencias entre muchos conservadores de alterar el statu quo pacifista de la constitución y los objetivos de modificar las normativas militares del as FADJ para participar en planes de seguridad colectiva.
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Fuentes de consulta:
(2021) Yakuza gang tells members that using guns in public is taboo. The Asahi Shimbun. https://bit.ly/3ASyBZV
(2022) Japan’s PM Kishida warns Ukraine-like invasion of Taiwan by China. Business Standard. https://bit.ly/3RxRebG
Intentional homicides (per 100,000 people) – Japan, United States, Mexico. UN Office on Drugs and Crime’s International Homicide Statistics database. https://bit.ly/3ATsNzz
Kelly, C; McCurry, J (2022) Abe shooting: why gun violence is so rare in zero-tolerance Japan. The Guardian. https://bit.ly/3P8R6gZ
Matthews, C. (2014) Fortune 5: The Biggest Organized Crime Groups in the World. Yahoo! Finance. https://yhoo.it/3P8MVBY
Power, J. (2022) ‘Abenomics’: Abe’s economic legacy aimed for Japan’s revival. Al Jazeera. https://bit.ly/3O4xDg7
Sposato, W. (2022) Election Victories Empower Kishida’s Agenda for Japan. Foreign Policy. https://bit.ly/3IzJ7XY
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