Educación de calidad en tiempos de pandemia: un reto para América Latina

Artículo de opinión escrito por César Efrén Rodríguez Miguel

El confinamiento debido a la pandemia por la COVID-19 ha generado a nivel global un reto muy grande para los gobiernos que forman parte del proceso de hacer llegar los conocimientos a los diferentes rincones de cada país. Dentro de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) el número 4, educación de calidad, se ve comprometido en su cumplimiento debido a la crisis sanitaria que hoy se vive en todo el mundo. El caso de América Latina es único en su clase. El gobierno que se ha encargado de garantizar una educación gratuita se ha visto de frente con el distanciamiento social para poder regresar a las escuelas en tiempo y forma. Según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación la Ciencia y la Cultura (UNESCO) y del Observatorio Virtual de América Latina y el Caribe, se estima que actualmente hay 156 millones de niños y jóvenes estudiantes fuera de clases siendo casi un 60% de la educación en América Latina.

En países como México, que ha sido uno de los más dañados por la pandemia, 2.5 millones de estudiantes de educación básica se vieron en la necesidad de desertar de los estudios siendo el 10% de la población estudiantil activa en el país. En Argentina 9 de cada 10 escuelas pudieron entablar un canal de comunicación entre profesores y alumnos pero únicamente para dejar tareas no por más de 4 días a la semana, y sin clases vía remota para desarrollar los temas que quedaron pendientes. Los casos más extremos en la región son Perú y Paraguay, que debido a la crisis que enfrentan y al desconocimiento del futuro del país ante la pandemia decidieron iniciar clases para diciembre de este año si es que la la situación sanitaria se los permite.


Son bastantes los retos que enfrenta la educación en la región. Los gobiernos se han visto en la necesidad de replantear los métodos de aprendizaje en línea. Las instituciones se enfrentan con el poder brindar una conectividad más estrecha entre los alumnos. Los maestros que de verdad sientan un interés profundo por la enseñanza tratarán de innovar en diferentes maneras pedagógicas para el aprendizaje remoto. Y los alumnos que puedan tomar clases en línea se enfrentan al confinamiento de cuatro paredes para todas sus actividades del día sin la necesidad básica de interacción social.

El cumplimiento de un seguimiento a la educación de calidad se ve condicionado a la deserción académica de los alumnos que puedan continuar en un futuro con sus estudios. Estas consecuencias a mediano y largo plazo se verán reflejadas no sólo en el crecimiento económico de la región, que actualmente supera una caída del 9% del Producto Interno Bruto (PIB), sino también en el desarrollo integral de las personas que se ven forzadas a tener que realizar otra actividad que no sea el estudiar. Incrementando así desde el trabajo infantil hasta un posible crecimiento migratorio dentro de la región.

En América Latina el encierro ha generado una brecha de desigualdades más grande a costa de que cada país enfrenta su propia crisis sanitaria. Los jóvenes estudiantes que viven en las condiciones más vulnerables son los que han quedado en mayor desventaja frente a los que sencillamente tienen la oportunidad de contar con internet y un dispositivo electrónico propio. Estos últimos pudiéndose conectar con mayor facilidad a la información que pueda brindar el internet, sin embargo esto no garantiza una aprehensión de lo recabado. La crisis del conocimiento es inminente.

Los retos que enfrenta actualmente Latinoamérica tiene tantas aristas pero todas llegan al mismo punto de partida, la carencia de la educación como base primordial para las niñas, niños y jóvenes que no tienen las mismas oportunidades. Cada país tiene retos diferentes pero es importante que como región pueda haber una mayor unidad para enfrentar los obstáculos presentes que ya están encima y poder desarrollar una predicción de qué es lo les espera en un futuro. Generando que cada uno de ellos tenga conocimiento y complementariedad con la situación que maneja. Esto va a tener repercusiones de un tamaño inimaginable y es imperante que los gobiernos empiecen a crear estrategias para la recuperación de las actividades académicas y el poder volver a captar la atención de los alumnos que se vieron en la necesidad de desertar.

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