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La realidad global se ha vuelto más y más compleja al paso de los últimos años. Desde Medio Oriente hasta el Indo Pacífico, las potencias mundiales y regionales coexisten en un escenario que confronta constantemente sus intereses e ideales. Bajo esta lógica, el mundo actual atraviesa un reordenamiento surgido después de un aparente periodo de estabilidad comenzado a finales del siglo XX con la caída del bloque soviético y el fin de la Guerra fría, en donde Estados Unidos emergió como la única superpotencia.
Hoy, las cosas son diametralmente distintas a la coyuntura mundial de hace tres décadas, pues en los últimos años se ha vuelto palpable el empoderamiento de nuevos actores mundiales como es el caso de China, Rusia o la India; o bien, el desmembramiento de importantes alianzas que hasta hace algunos años parecían inquebrantables como la de Estados Unidos con Europa.
El delicado equilibrio que preserva la paz internacional se mira tambaleante con las constantes amenazas y tonos desafiantes que lanzan unas potencias en contra de otras, lo cual preocupa sobremanera al mundo entero. En este sentido, no sorprende como ante esta coyuntura, las naciones destinen cada vez mayores presupuestos a su gasto militar y de seguridad como un mecanismo de control y evasión para todo contrincante. Dicho lo anterior, resulta de vital importancia identificar las causas y las posibles amenazas que ya impactan en el mundo con la llegada de una nueva carrera armamentista.
¿En qué contexto se desarrolla la carrera armamentista del siglo XXI?
En primer lugar, es trascendente destacar el incremento constante de los presupuestos destinados al gasto militar y de seguridad, pues en el 2020, a pesar del gran confinamiento y de un año desastroso para la economía global, donde la contracción fue del 3,5% según el informe del Fondo Monetario Internacional (FMI) del mismo año; el gasto militar presentó un aumento del 2,6% como refiere el informe anual del Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo (SIPRI). Además, este crecimiento de hecho es el mayor aumento interanual desde la crisis del 2009. EE. UU., China, India, Rusia y Reino Unido impulsaron el aumento de las partidas a defensa, alcanzando la cifra global de 1,92 billones de dólares, algo tan grande como la economía de Canadá.
- El constante incremento del presupuesto de defensa no es una casualidad. Estados Unidos consolidó su puesto como el país con el mayor gasto militar del mundo, destinó 778.000 millones de dólares, un 4,4% más respecto al 2019. Después de siete años de recortes, desde 2017 Washington ha aumentado su partida para el Pentágono. Alexandra Marksteiner, investigadora del Programa de Armas y Gasto Militar del SIPRI, precisa que el incremento del gasto militar de Estados Unidos va encaminado a la modernización de su arsenal nuclear, así como de una fuerte inversión en investigación y desarrollo.
- China, con un gasto estimado de 252.000 millones de dólares, se situó en segundo lugar. Esta cifra representa un incremento del 1,9% respecto a 2019 y un 76% en la última década. El gasto del país asiático, además, ha crecido durante 26 años consecutivos, la serie más larga de incrementos ininterrumpidos en un país.
- En tercer lugar, se sitúa la India, con 72.900 millones de dólares y un aumento del 2,1%.
Estos países son seguidos por Rusia, con 61.700 millones y un 2,5% más, y el Reino Unido, con 59.200 millones y un 2,9% más. Francia, por su parte, el octavo país con más gasto en el ámbito mundial, supera por primera vez el umbral del 2% desde el año 2009. En términos generales, Europa tuvo un crecimiento interanual del 4% respecto del año 2019.
Tomando en cuenta las cifras del SIPRI, el gasto de defensa para las principales potencias muestra cómo el mundo se está armando ante el incremento de las distintas tensiones geopolíticas. Por otra parte, y sin dejar de lado la línea de esta columna, es crucial traer a colación las disputas existentes entre las naciones que lideran el presupuesto global de defensa, en dónde Estados Unidos y China son protagonistas. Si bien, el mundo esperaba una relación menos convulsa entre ambos Estados con el fin de la administración de Donald Trump, la realidad no pudo ser más distinta. Esta creciente tensión va más allá de liderazgos temporales, sino más bien con el relevo de poder de una superpotencia a otra.
Estados Unidos, que tiene cercada a China desde Japón hasta Australia, ve cada vez con mayor dificultad algún tipo de subordinación del gigante asiático, si no, todo lo contrario, pues el empoderamiento chino se observa a pasos agigantados, no para de desplazar de la esfera mundial a la potencia norteamericana.
En este sentido, es crucial hablar del acuerdo AUKUS (Australia-United Kingdom-United States, por su nombre en inglés) firmado por Australia, Estados Unidos y el Reino Unido. El surgimiento totalmente inesperado de esta alianza en el último mes, que entre otras cosas opta por la cooperación militar nuclear entre las tres naciones, tambaleó por completo la relación entre Estados Unidos y Europa, especialmente con Francia; mientras que en Asia incrementó las ya de por sí delicadas tensiones con China.
Existe también el ejemplo de países como Corea del Sur y Chile, quienes durante el 2020 restaron parte de su presupuesto de defensa para sumarlo al presupuesto de salud. Como podemos observar, el mundo se encuentra ante una nueva carrera armamentista, y bien, los avances tecnológicos armamentísticos poco a poco han dejado de ser meramente un instrumento disuasorio para ser pensados en su efectivo uso en caso de un conflicto bélico.
Es muy poco probable que el mundo experimente una guerra de alcance global en el corto plazo, pero no se puede descartar en el mediano y largo plazo, pues las potencias mundiales y regionales, lejos de buscar llegar a acuerdos de paz y cooperación, han presionado en cada escenario del globo para aumentar delicadamente las tensiones geopolíticas que, de no llegar a algún tipo de acuerdo, son una bomba de tiempo que tarde o temprano les explotará de frente. Resulta francamente preocupante el avance desmedido en la investigación e invención de nuevos tipos de armas ya que, no sólo se reducen al armamento nuclear, sino también al uso de armas químicas y biológicas.
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Fuentes de consulta:
El País. (2021). El gasto militar mundial subió un 2,6% en 2020 pese a la pandemia. El País. Obtenido de: https://bit.ly/3n5Hdny
Fondo Monetario Internacional (2021). Informes de Perspectivas de la Economía Mundial. Obtenido de: https://bit.ly/3C74tIg
Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo (2021). En 2020, el gasto militar mundial creció hasta los casi 2 billones de dólares [comunicado de prensa]. Obtenido de: https://bit.ly/3E3x6GP
RT. (2021). China advierte que la creación de la alianza AUKUS podría desatar una carrera armamentista nuclear. RT. Obtenido de: https://bit.ly/3pmJLk4
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